Luego de ver la pelicula The Substance no logramo comprender de que va, de que trata. Eso hasta que nuestra historiadora favorita Diana Uribe llega al rescate con su estilo y genio plasmado en su video La Sustancia. Su resumen nos dió dos y hasta tres claves con las que finalmeente pudimos salir del laberinto en que esta película nos encerró y logramos un mejor concepto de la pelicula y que compartimos con ustedes.
En la pantalla, se ve un frenesí de juventud, belleza y éxito. Una fórmula mágica que promete la eterna primavera. Pero detrás de la fachada reluciente de la pelicula, se esconde una verdad más sombría, un abismo existencial que la película apenas vislumbra.
Tenemos a dos mujeres, una original y su réplica, dos caras de la misma moneda. Nos dicen que son una sola, que su éxito depende de un equilibrio precario. Sin embargo, la pantalla nos muestra una relación fría, distante, carente de cualquier tipo de afecto. Es como si la película intentara hablarnos de un amor imposible, de una conexión que nunca llega a concretarse.
Y es precisamente en esa ausencia de afecto donde reside la verdadera sustancia de esta historia. Más allá de los experimentos científicos y las promesas de juventud eterna, lo que subyace es una profunda soledad, una búsqueda desesperada por llenar un vacío interior. Las dos mujeres, a pesar de compartir un mismo cuerpo, están condenadas a vivir en mundos paralelos, incapaces de establecer un vínculo auténtico.
La película nos plantea una pregunta inquietante: ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por la belleza y el éxito? ¿Es posible alcanzar la felicidad a costa de sacrificar nuestras relaciones más profundas? La respuesta, como suele ocurrir en estas historias, es ambigua. Nos deja con un sabor amargo, con la sensación de que hemos sido testigos de un pacto fáustico, de una victoria pírrica.
En última instancia, “The Substance” es una alegoría de nuestra sociedad obsesionada con la apariencia y el éxito instantáneo. Nos muestra las consecuencias de perseguir un ideal de belleza que es, en última instancia, inalcanzable. Y nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la felicidad, que no se encuentra en los productos cosméticos ni en los tratamientos rejuvenecedores, sino en las conexiones humanas auténticas y duraderas.
Cerramos la nota con el tema El Estuche del grupo Aterciopleados que Diana sugirió en su critica.