Semana Santa no solo es recogimiento y procesión: también es una ocasión maravillosa para sumergirse en el gran cine bíblico. Les traigo una lista selecta, personalísima, de películas que han dado vida a los relatos sagrados, con glorias del celuloide y actuaciones que rozan lo divino.

Encabeza esta lista la monumental Ben-Hur (1959), con un Charlton Heston musculoso, intenso, de barba bien peinada, y ojos que parecen haber visto a Dios. Heston también protagoniza The Ten Commandments (1956), donde interpreta a Moisés como si fuese un general romano más que un profeta hebreo, pero se lo perdonamos porque abre el Mar Rojo con estilo. The Last Temptation of Christ (1988), dirigida por Scorsese, fue un escándalo, una obra maestra, una herejía y una poesía —con Willem Dafoe en el papel de Jesús más humano, más temeroso, más cercano.

Y aquí debo detenerme. The Passion of the Christ (2004), dirigida por Mel Gibson, es otra cosa. Es dura, es cruda, es un vía crucis en HD. Jim Caviezel, como Jesucristo, no actúa: sufre. Llora, sangra, cae. No es un Cristo de estampita; es uno que duele. Esta película marcó un antes y un después en el cine religioso. Y la noticia que muchos esperábamos: ¡se viene la secuela! The Passion of the Christ: Resurrection, ya en preproducción, promete contar lo que pasó después del tercer día. Si la primera fue un martirio, la segunda será, esperemos, un milagro.

Otros títulos también merecen mención. Silence (2016), de Scorsese otra vez —¡ese hombre sí que le reza al cine!— con Andrew Garfield en busca de fé en Japón. The Prince of Egypt (1998), una joya animada que nos hizo cantar “When You Believe” hasta en hebreo. Quo Vadis (1951), con Robert Taylor y Deborah Kerr, puro technicolor y tragedia romana. Barrabás (1961), con Anthony Quinn como el ladrón salvado por Jesús —¿se imaginan la culpa existencial de ese personaje?— y The Robe (1953), la historia del Manto de Cristo con Richard Burton, siempre tan británico, tan dolido.

Así que, este fin de semana santo, apaguen el ruido, prendan la pantalla y dejen que estas películas les hablen de fe, de dolor, de redención. Que cada látigo de The Passion, cada tabla de la ley de Moisés, cada cruz en el camino, les recuerde que, a veces, el cine también salva. Amén, y canchita pop para todos.